Un sprite en el mundo del retrogaming es básicamente una imagen en 2D que representa personajes, objetos o elementos gráficos dentro de un juego clásico. Originalmente, el término proviene de la época dorada de las consolas y ordenadores domésticos, cuando la potencia gráfica era limitada y los desarrolladores tenían que hacer magia visual usando estas pequeñas imágenes planas con transparencia para simular movimiento y animación en pantalla.
En la era de 8 bits, los sprites eran generalmente pequeños, limitados en color y resolución debido a restricciones técnicas, pero eran clave para dar vida a personajes icónicos como Mario, Link, Mega Man o Sonic. Ya en la generación de 16 bits, la potencia aumentó, permitiendo sprites más grandes, detallados y animaciones más fluidas. Un gran ejemplo son los detallados luchadores de Street Fighter II o los gigantescos jefes finales de Contra III.
Hoy en día, el sprite art sigue siendo venerado como un estilo artístico propio, y es usado habitualmente por desarrolladores independientes que quieren evocar la nostalgia de aquellos años, además de ser esencial en proyectos de homebrew para sistemas retro.